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Límite de 30 km/h: ¿Funciona en nuestras ciudades?

El reglamento de circulación aprobado el 10 de noviembre de 2020, estableció la obligación de conducir en vías de sentido único como máximo a 30 km/h. Esta nueva normativa pretendía reducir la siniestralidad y el número de víctimas consideradas vulnerables en las ciudades.

En ella se establecieron los siguientes límites de velocidad:

  • 20 km/h en las vías de plataforma única de circulación
  • 30 km/h en vías con un único carril
  • 50 km/h en vías con dos o más carriles en ambos sentidos

Han pasado más de dos años desde que la nueva norma comenzó a aplicarse en las ciudades españolas y en este artículo queremos analizar los resultados.

El límite de 30 km/h parece haber reducido los accidentes

Por lo que se ha observado hasta ahora, la normativa de limitar a 30 km/h la velocidad sí parece haber sido efectiva, pues la siniestralidad ha bajado y también el número de heridos y fallecidos.

Según la DGT estos últimos han disminuido un 14 % desde que se implantó la nueva medida. En 2021 ha habido 102 víctimas mortales menos con respecto al año 2019 (no se contabiliza el año 2020 por la situación excepcional de la pandemia).

El director general de Tráfico, Pere Navarro, admite que es una buena noticia, pero que no hay que bajar la guardia. Además, añade que es aún muy pronto para hacer una valoración fidedigna, ya que es necesario que pasen un mínimo de tres años de implementación de una medida para saber si efectivamente está dando resultados.

CCAA con una clara mejoría

Comunidades Autónomas como Cataluña, Andalucía o las Islas Baleares, han sido las que han tenido una mejoría más notable. Por ejemplo, en Cataluña se han contabilizado, en 2021, veinte fallecidos menos con respecto a 2019, mientras que en Andalucía ha habido catorce víctimas menos en dicho periodo.

Una medida necesaria

La propia Organización Mundial de la Salud ya anunció que era necesario que la velocidad en zonas urbanas se redujese significativamente para evitar los accidentes de tráfico, pero sobre todo para disminuir la gravedad de los producidos.

Y es que, según la OMS, un peatón atropellado a 50 km/h tiene un 90 % de posibilidades de fallecer, mientras que a 30 km/h esta probabilidad se reduce al 10 %.

Desde hace varios años, muchos ayuntamientos han pedido una normativa que redujese el límite de velocidad en las ciudades. Esta petición se debía no solo a la necesidad de reducir los accidentes y la gravedad de estos, sino también a mejorar la convivencia entre vehículos a motor y sin motor.

Otra de las razones para tomar la medida ha sido reducir los niveles de contaminación en las ciudades, tanto ambiental como acústico y poder así disfrutar de ciudades más amables y humanas.

La medida ha traído una mejoría, pero hemos de aspirar a más

La Coordinadora Andando, ha afirmado que efectivamente ha habido una mejoría al implantar la normativa de no superar los 30 km/h, pero considera que hemos de aspirar a más, pues siguen existiendo avenidas en las ciudades donde la velocidad permitida es muy alta, siendo estas un peligro aún elevado para los peatones.

Además, el tráfico rodado aún ocupa un 70 % – 80 % del espacio público. La presidenta de la Coordinadora Andando, Sonia Jichi, considera que hay que incentivar el uso peatonal, ampliando aceras y mejorando el transporte público, así como cerrando calles al uso de vehículos, entre otras medidas.

El límite de velocidad de 30 km/h impuesto en noviembre del pasado año 2020, parece haber reducido el número de accidentes y de fallecidos. De todas formas aún es pronto para considerar como buena noticia esta mejoría, pues han de pasar al menos tres años para saber si la medida está surtiendo efecto.

En cualquier caso, hemos de aspirar a mejorar aún más y mientras sigan existiendo víctimas no podemos considerar este dato como positivo. Por este motivo, hay que seguir trabajando para lograr que las ciudades sean más amables y menos peligrosas.

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