¿En qué consiste el aislante térmico de un coche?
18 Febrero 2021
Si hay algo que requiere la conducción es atención plena, de ahí que el vehículo disponga de todo lo necesario para evitar distracciones y garantizar la seguridad vial. Uno de esos elementos es el aislante térmico del coche, cuya función no es otra que proteger a los pasajeros de los cambios bruscos de temperatura y asegurar un ambiente agradable en el interior. Pero el bienestar no es su única razón de ser, también lo es evitar por ejemplo el deterioro de la tapicería y la pintura. Por eso conviene responder a las preguntas clave que surgen a su alrededor: qué es, cómo funciona, qué tipos de aislamiento existen y cómo se pueden instalar adecuadamente.
Todo lo que tienes que saber del aislante térmico del coche
¿Qué es el aislante térmico de un coche y para qué sirve?
Es la mejor manera de conservar la temperatura dentro de un vehículo. Sus bondades son muy diversas, desde aportar el confort necesario para desplazarse sobre ruedas hasta conservar en perfectas condiciones los componentes que vertebran el coche. También suele servir para amortiguar los ruidos externos y reducir la sensación de vibración cuando se está en movimiento. Al final, se trata de un revestimiento que proporciona un efecto aislante, ayudando a que el exterior no se “cuele” en el habitáculo. Para que sea eficiente debe aplicarse en todos lados, tanto en el suelo como en el techo y los laterales.
¿Qué tipos de aislantes térmicos para coches existen?
Los materiales que pueden emplearse son múltiples y aquí el orden sí altera el producto, por lo que es igual de importante decidir cómo se va a aplicar cada una de las capas que los recursos aplicados. Algunos de los más comunes son la manta asfáltica, el fieltro con adhesivo o el etaflon aluminizado (entre otros). Aquí van algunos consejos para llevar a cabo el aislamiento de un coche.
¿Cómo se instala el aislante térmico en un coche?
Se puede optar por llevar el vehículo a un taller especializado o decidir hacerlo por cuenta propia. La primera opción es, sin duda, la más recomendable si se busca un acabado profesional y poder despreocupares del largo proceso que supone. Pero para quienes están versados en el asunto o quieran intentarlo, siempre se pueden seguir los siguientes pasos:
- Limpiar el coche en profundidad para eliminar cualquier adherencia que interfiera en la labor que se va a desempeñar.
- Elegir el aislante térmico. El aluminio reflexivo, cuyo nombre alude precisamente a su cualidad de reflejar el calor hacia fuera, es una buena alternativa para sortear la radiación térmica. No solo evita altas temperaturas, sino que también es impermeable.
- Cortar las planchas en las que viene dividido el aislante con un cúter, según lo que reclame cada superficie del coche.
- Hecho esto, colocarlas gracias a la capa adhesiva que contienen e ir adaptándolas con un rodillo pequeño que se acomode a las diferentes áreas del vehículo, aun cuando estas sean curvas o presenten condiciones difíciles.
- Para que el aislamiento surta el efecto deseado hay que cubrir todas las zonas por igual, un procedimiento que implica quitar las moquetas y desmontar con cuidado ciertas piezas del chasis que, posteriormente, se volverán a dejar tal cual estaban una vez se hayan panelado.
- Tras varias horas de trabajo, y colocado todo en su lugar pertinente, ya se dispondría del aislante térmico y acústico del coche. Solo quedaría, por tanto, la homologación del mismo.
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